Proyecto para la articulación de encuentros que susciten el diálogo con diversas voces críticas acerca de los procesos de intercambio global en pequeños entornos culturales. Dado que los nuevos medios de producción dotan a cada vez más ciudadanos de recursos que antes les eran inaccesibles, los circuitos de mercado se han reacondicionado. Por ello la idea de autoría y todas las consecuencias derivadas de ella, como la propiedad privada y la noción de genio creador, se instituyen ahora como una de las muchas estrategias del biopoder para una vigilancia que intenta limitar la participación colectiva de la población en el ámbito político. Existen, sin embargo, relaciones móviles de contra-poder empleadas por el llamado cognitariado que van del intercambio peer to peer (red entre iguales) hasta la toma de los espacios públicos, y que proponen estrategias no lineales que desvían el movimiento del capitalismo inmaterial en el que participan. Una consecuencia directa es el creciente control del movimiento de estos nuevos residentes plásticos de las redes, con reglamentaciones de vigilancia sobre la piratería como las leyes SOPA y el ACTA. Esto coloca la disputa en una reivindicación multitudinaria de las singularidades, que pugna por evitar la precarización de la vida provocada por el nuevo orden mundial que intenta apropiarse de todo discurso por medio de los dispositivos propuestos por el mercado global. Así pues, la noción de emancipación denota una diversidad que se manifiesta, de manera transversal, en distintas ideas respecto a los límites de lo social y de lo comunitario. La singularidad y la colectividad son hoy territorios inmateriales que se representan en el imaginario público como ambiguos y que, a diferencia de las estructuras rígidas de antaño, se reconstruyen según desplazamientos generados por la especulación.

Por otro lado, las actuales nociones en las que el fetiche tecnológico se muestra como complementario a la adecuación del cuerpo en el espacio, han puesto de nuevo en entredicho los límites de la individualidad, su contraparte colectiva y su disolución en la multitud. Esta complejidad contemporánea opera en una frontera en la que la transición que se sugería como un mero problema de representaciones de la visualidad y/o identidad, está comenzando a modificar los objetos y las relaciones en la participación pública, no sólo en los circuitos de producción y mercado, sino en cualquier reciprocidad surgida en el espectro social. Por ello las reflexiones acerca de los acontecimientos producidos en la red implican una crítica que es necesario renovar cada tanto, en relación a las políticas que reordenan o incluso anulan las singularidades hacia un deseo de homogenización en la nueva estructura capitalista.

Lo anterior ya plantea una necesidad de base relacionada con la discusión, ubicación y realización de proyectos destinados a trabajar en espacios con requerimientos específicos. Si bien es cierto que la tecnología permite una mejor distribución de la información y su empleo, liberada de dichas especificidades tendería a desarticular la injerencia de actores capaces de dislocar la producción de subjetividad en la conformación de los dispositivos tecnológicos. Es decir; estas especificidades podrían muy bien dar con una respuesta “glocal” frente a la subjetivación global localizada que el mercado y el poder regulan en lo local globalizado, si fuese posible implicar en dichos procesos a los intermediarios entre vida productiva y su disfrute, que resultan ser los generadores de discursos culturales.

Hasta la fecha (G)local ha generado una serie de mesas y presentaciones, así como una exposición colectiva, intentando plantear problemáticas surgidas desde preocupaciones concretas. Se trata de ejercicios discursivos que tienen el propósito de ubicar lo formulado en un territorio particular, con el fin de constreñir las propuestas de arte al aplicarlas a un espacio determinado con problemáticas respecto al territorio, el tiempo, las políticas de hibridación, el mercado o la piratería.

César Cortés Vega
(G)local